Para tener éxito en un negocio lo primero es intentar llevarlo a cabo y que como consecuencia de una idea o un sueño, seamos capaces de ejecutar una realidad en un contexto determinado; todo ello valorando las variables externas e internas que configuran dicho negocio. Si quieres lograr lo que nunca has alcanzado, necesitas hacer lo que aún no has intentado.

Es cierto que cualquier negocio debe de tener una parte de análisis para establecer una planificación y de manera organizada conseguir un objetivo que nos permita alcanzar la meta del éxito.

Para poder conseguir un objetivo en los negocios, debes estructurarlo y dotarlo de una realidad, mediante el desarrollo de estudio y posible innovación del mercado donde lo quieres desarrollar. He ahí el quid, ¿dónde competir? y claramente, ¿en qué te vas a diferenciar? Y –por supuesto–,  ¿por qué? Una vez contestemos a estas preguntas tendremos claro lo que queremos lograr.

No hay que olvidar que un negocio no es una empresa: desde nuestro punto de vista, es la fórmula empresarial que resulta de un beneficio, basándonos en una idea de mejora productiva y/o comercializadora en el mercado. Por otro lado, una empresa es la consecución de negocio en una organización, que a largo plazo consigue una aportación de beneficio a la sociedad mediante generación de trabajo y recursos económicos al entorno de la organización, así como rentabilidad del propio negocio. Dicho esto lo que tratamos en estos momentos es la opción personal de desarrollar un negocio que represente un éxito.

Para alcanzar esta premisa debemos eliminar las variables que se definen como normales en el mercado donde nos vamos a desarrollar. Reduciendo la media del mercado, estaremos apostando por un objetivo claramente diferenciador, que potencia la originalidad y el aporte de valor añadido al mercado, siendo una ventaja objetiva y expresamente diferenciadora de la norma.

No podemos competir en un mercado con las mismas bases, las mismas estrategias y las mismas normas que desarrollan todos nuestros competidores, debemos ofertar al mercado un valor diferencial que nos otorgue valor añadido. El mismo que es capaz de posicionarnos con una ventaja.

Por eso, hay que tener en cuenta una serie de variables básicas, que –bajo nuestro punto de vista–, son claves para desarrollar un negocio con éxito.

  1. Comparar nuestro negocio con el de los competidores y desarrollar un cuadro estratégico de normas del negocio.
  2. Analizar dónde deberíamos cambiar de estrategia basándonos en la norma.
  3. “Estar en la realidad”, o lo que es lo mismo, explorar nosotros mismos las diferentes vías en las que nuestros competidores, no han movido ficha, y –sobre todo–, ¿por qué?
  4. Observar las ventajas claras y alternativas de nuestro negocio respecto al de la competencia.
  5. Eliminar las variables que se deben cambiar, o crear nuevas variables que puedan desarrollar nuestro negocio de manera diferencial.
  6. Establecer fuentes de alimentación de información de los clientes de nuestra competencia, y de los nuestros propios.
  7. Apoyar y ejecutar los proyectos y los desarrollos operativos que le permitan al negocio llenar vacíos, y cubrir los nichos diferenciales que su estrategia haya establecido.
  8. Dedicar el tiempo necesario a la investigación y el análisis que permitan la innovación de su negocio.
  9. Involucrarse con decisión y entusiasmo.

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